NEGRO HUMOR
Hola,
Para este reto, voy a comentar
situaciones vividas en el entorno laboral, como funcionaria, antes de
incorporarme a la AEMPS.
Recuerdo varios “comentarios en “tono
humorístico”, durante diversas situaciones laborales:
·
En el equipo éramos todo mujeres, y con bastante
asiduidad nos tocó escuchar: “El trabajo que hacéis vosotras lo puede hacer
cualquiera, no sé para que se necesitan personas cualificadas para hacerlo”.
·
Durante una reunión online, que versaba sobre
riesgos laborales en el trabajo, estábamos presentes: personal de riesgos
laborales, personal de nuestra sección, la dirección del área, y una persona de
libre designación, que ocupaba un puesto superior. Únicamente esta última persona era hombre, y
comentó bromeando “en esta mesa sois mayoría mujeres, pero fijaros quien está
al mando, ahí tenéis el techo de cristal”.
·
Cuando una compañera administrativa, que había
estado de baja se reincorporó a su puesto de trabajo, esta misma persona vino a
darle la “bienvenida”, y de nuevo bromeando, comentó “Estarás contenta con la
reincorporación, si estás mejor aquí, sentada con el ordenador, que haciendo
las tareas de tu casa (barrer, limpiar, comidas…)”.
Todos estas “bromas”, eran tan
cotidianas, que el personal (mayoritariamente femenino), ni siquiera las
notaba, o se sentían ofendidas.
En mi caso, tanto si me afectaban
directamente como si las presenciaba, generaban un sentimiento de rabia,
frustración en el momento, y al pasar el tiempo desánimo, tristeza y cansancio.
Podría decirse que era una discriminación
directa, abierta, frente al colectivo femenino. Aunque al tratarse de la
administración pública, la única consecuencia directa era la generación de un
mal ambiente de trabajo.
Por ello, entiendo que se trataba
de “acoso discriminatorio”, tal como se ha definido a lo largo de la unidad “Cualquier
conducta realizada con el objetivo o la consecuencia de atentar contra la
dignidad de una persona o grupo en que se integra y de crear un entorno
intimidatorio, hostil, degradante, humillante u ofensivo.”
Sin embargo, al tratarse de
comentarios humorísticos y no tratarse de conversaciones serias, tampoco era
claramente reconocible.
Creo que en general, era
aceptado, no percibido como una “humillación”, una especie de “discriminación
interiorizada”, en la que, al venir los comentarios de personas que ocupaban
puestos superiores, existía la creencia de que podían tener razón. Como hemos
visto a lo largo de la unidad “,cierto sentimiento de vergüenza hacia la
propia identidad; la aceptación de la discriminación exterior o la incapacidad
de verla, en general.”
Por otra parte, creo que era
intersectorial. Es decir, siendo siempre la persona objetivo de las “bromas”,
mujeres. El trato era más despectivo o descarado, en el caso de ser mujer y
tener menor nivel formativo, ocupando un
puesto inferior (personal administrativo femenino).
En este caso concreto, creo que
es muy difícil pensar en una estrategia a seguir para acabar con la situación,
al estar muy instaurada. Se trata de comportamientos percibidos como “normativos”
(acorde al marco social y aceptado), en el contexto social en el que se
producen: provincia pequeña, con poca diversidad, tradicional.
Así, por una parte, los “sujetos
bromistas” ostentan posiciones de poder, y entiendo que realmente creen que sus
comentarios son “bromas”, no lo hacen con intención de hacer daño, sin más, se
comportan según su educación, creencias (prejuicios, estereotipos),
Por otra parte, el colectivo “objeto
de las bromas”, tampoco es consciente, tiene la discriminación interiorizada.
Espero que al final del curso, mejore
mi visión en cuanto a qué estrategia podría pensarse para acabar con estas
situaciones. De momento, solo se me ocurre una a largo plazo, la educación en
la igualdad en los centros educativos y en las familias, para que las nuevas
generaciones tengan una perspectiva diferente.
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