¿Qué puedo hacer para contribuir a que el mundo sea más igualitario? ¡Todo un reto¡
Cuando he
visto el tema del reto, lo primero que he pensado es en preguntar a mi hija, de
13 años…y la respuesta ha sido abrumadora, me ha dicho “el mundo está fatal,
mamá, no tiene arreglo y nosotras solas ¿qué vamos a poder hacer?”
Pero
luego, me ha parecido interesante que ella fuera tan consciente, creo que ese
es el primer paso y veo en sus pequeñas actitudes, que lo tiene interiorizado. Me
doy cuenta las diferencias entre su generación y la mía y creo que algo hemos
avanzado.
Cuando era pequeña un día vino a casa y me dijo con su “media lengua”, ¿sabes que Marta y Laura pequeñita solo tienen mamá, como yo? He de aclarar el contexto, yo me separé cuando ella tenía 3 años, y su padre vive en otro país, por lo que somos una familia “monomarental”.
Había dos Lauras en su clase, y la “pequeñita” era una niña con autismo. Todos la protegían y la cuidaban, lo cual creo fue un logro admirable del profesorado del centro (un colegio público), en el que la niña estaba plenamente integrada.
Pero lo
que a mí se me vino a la mente, cuando dijo “sólo tienen mamá” fue “uff, pobre
madre, como se las apañará, para trabajar y cuidarlas, si yo voy de cabeza todo
el día”.
Unos meses
después, conocí a las dos “mamás” de las niñas y volví a preguntarle a mi hija,
¿pero tú no me habías dicho que sólo tenían mamá? Y ella me contestó,
con toda naturalidad:” si, y solo tienen mamá, pero son dos.”
Recuerdo otra anécdota, tengo que aclarar, para ponernos en contexto, que a mi hija nunca le han gustado las muñecas, era más de “trastear”. Pero un día, volvió del cole diciendo que quería coleccionar hadas en miniatura. Cuando le pregunté por qué, me dijo que sus dos mejores amigos (chicos los dos) se pasaban el día intercambiándolas en el recreo y que ella quería participar.
Por tanto,
aunque aún nos queda mucho camino por recorrer, y no será fácil, en mi caso,
creo que mi aportación a nivel personal para que el mundo sea un lugar más igualitario
ha sido y sigue siendo, la educación de mi hija.
En lo
profesional, como funcionaria, creo que lo que nos define es la vocación de
servicio público, y que en el día a día, al igual que, en mi caso, llevo las “gafas
violeta” por defecto, lo que me ha costado más de una discusión; necesitaríamos
“gafas arcoíris”, para ver cómo afecta cada una de nuestras decisiones a
la diversidad de gente que nos rodea y cómo podríamos hacer que el impacto de
las mismas fuera positivo para todas ellas.
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